En el corazón del sur de Jalisco, bajo la sombra de majestuosos volcanes y junto a las serenas aguas del río Armería, nace una tradición que ha perdurado a lo largo de generaciones: Henko.
Vicente Benítez López, nuestro querido maestro destilador, lleva con orgullo el legado de ocho generaciones de artesanos destiladores, cada uno transmitiendo su sabiduría y pasión por el agave.
Con cada botella de Henko, capturamos siglos de dedicación y maestría, ofreciéndote lo mejor de nuestra tierra en cada sorbo.
En el corazón del sur de Jalisco, bajo la sombra de majestuosos volcanes y junto a las serenas aguas del río Armería, nace una tradición que ha perdurado a lo largo de generaciones: Henko.
Vicente Benítez López, nuestro querido maestro destilador, lleva con orgullo el legado de ocho generaciones de artesanos destiladores, cada uno transmitiendo su sabiduría y pasión por el agave.
Con cada botella de Henko, capturamos siglos de dedicación y maestría, ofreciéndote lo mejor de nuestra tierra en cada sorbo.
En los tiempos del virreinato, cuando las órdenes de la Corona Española llegaban con severidad, una prohibición se extendió sobre la destilación del vino de cocos y otras bebidas fermentadas que los xalisciences conocían . Sin embargo, la creatividad y persistencia de la gente no se dejaron doblegar.
Desde Canoas hasta Tuxcacuesco, el agave empezó a contar una nueva historia. Los habitantes de esta región, ingeniosos y con un profundo respeto por la tierra, comenzaron a destilar el agave o mexcatl, dando inicio a una tradición que se arraigaría en la identidad de su pueblo.
Durante siglos, ese destilado, que guardaba en su esencia el alma de la tierra volcánica, viajaba por el antiguo Camino Real de Colima. Los burros, cargados con sus vasijas de barro y castañas, llevaban el preciado licor a través de montañas y valles. Los caminantes, al divisar el cortejo de burros que se acercaba, gritaban con alegría y orgullo “¡Ya llegó el vino de Tuxca!”
En los tiempos del virreinato, cuando las órdenes de la Corona Española llegaban con severidad, una prohibición se extendió sobre la destilación del vino de cocos y otras bebidas fermentadas que los xalisciences conocían . Sin embargo, la creatividad y persistencia de la gente no se dejaron doblegar.
Desde Canoas hasta Tuxcacuesco, el agave empezó a contar una nueva historia. Los habitantes de esta región, ingeniosos y con un profundo respeto por la tierra, comenzaron a destilar el agave o mexcatl, dando inicio a una tradición que se arraigaría en la identidad de su pueblo.
Durante siglos, ese destilado, que guardaba en su esencia el alma de la tierra volcánica, viajaba por el antiguo Camino Real de Colima. Los burros, cargados con sus vasijas de barro y castañas, llevaban el preciado licor a través de montañas y valles. Los caminantes, al divisar el cortejo de burros que se acercaba, gritaban con alegría y orgullo “¡Ya llegó el vino de Tuxca!”
Nuestra taberna es más que un lugar; es el legado vivo de generaciones de maestros destiladores, que dieron forma a la tradición en las antiguas tabernas junto al majestuoso río Grande.
Estas tabernas, auténticas joyas de la región, florecieron en los municipios de Tuxcacuesco, Tolimán y Zapotitlán. Hoy, en nuestra taberna, honramos esa herencia con un proceso que se mantiene fiel a las antiguas técnicas: maceramos, horneamos, fermentamos el agave y, finalmente, destilamos cada gota en alambiques de madera de estilo filipino, una tradición que solo los verdaderos maestros pueden dominar.
Aquí, el maestro destilador no solo garantiza la calidad de tu bebida; garantiza una experiencia que conecta el pasado con el presente, el sabor con la memoria.
Nuestra taberna es más que un lugar; es el legado vivo de generaciones de maestros destiladores, que dieron forma a la tradición en las antiguas tabernas junto al majestuoso río Grande.
Estas tabernas, auténticas joyas de la región, florecieron en los municipios de Tuxcacuesco, Tolimán y Zapotitlán. Hoy, en nuestra taberna, honramos esa herencia con un proceso que se mantiene fiel a las antiguas técnicas: maceramos, horneamos, fermentamos el agave y, finalmente, destilamos cada gota en alambiques de madera de estilo filipino, una tradición que solo los verdaderos maestros pueden dominar.
Aquí, el maestro destilador no solo garantiza la calidad de tu bebida; garantiza una experiencia que conecta el pasado con el presente, el sabor con la memoria.
Son 3 los destilados Henko
30 grados: El suave. Ideal para mixología en general. Lo consideramos la puerta de entrada a la magia de Henko. Pídelo si aún no conoces los sabores de los destilados de Jalisco
40 grados: Magia pura. Ideal para una noche de ritual mezcalero o con tus botanas preferidas. Nuestro mezcal más pedido. Tiene un aroma ahumado, reflejo de los procesos en madera y de la tierra volcánica
50 grados: El duro. Para conocedores o para aventureros. Suave en tu paladar, contiene también el aroma ahumado, pero calienta la sangre. Se toma con respeto y a besitos, por que te lleva pronto a tu lado mágico.
Son 3 los destilados Henko
30 grados: El suave. Ideal para mixología en general. Lo consideramos la puerta de entrada a la magia de Henko. Pídelo si aún no conoces los sabores de los destilados de Jalisco
40 grados: Magia pura. Ideal para una noche de ritual mezcalero o con tus botanas preferidas. Nuestro mezcal más pedido. Tiene un aroma ahumado, reflejo de los procesos en madera y de la tierra volcánica
50 grados: El duro. Para conocedores o para aventureros. Suave en tu paladar, contiene también el aroma ahumado, pero calienta la sangre. Se toma con respeto y a besitos, por que te lleva pronto a tu lado mágico.